Un punto de intercambio puede darse en cualquier momento y lugar en que dos personas o más se encuentran para intercambiar bienes. Las reglas del juego son sencillas: uno tiene algo que el otro desea.
Negociar un intercambio es algo natural que el ser humano trae de serie. Una muestra de ello está en el patio de cualquier escuela, donde l@s niñ@s intercambian cromos, juguetes o el almuerzo.
Entonces, si es algo tan natural, ¿por qué dejamos de hacerlo?
Arrastrad@s por una idea falsa de madurez, cambiamos nuestros hábitos. Más nos vale entrar rápido en el mundo de los mayores, si no queremos que nos engañen con el cambio, a la hora de ir a comprar la barra de pan que mamá nos mandó a comprar.
Esas piezas metálicas que dejan olor en las manos y esos papeles de colores, a los que llamamos dinero, pronto se acaban convirtiendo en un fin más que en un medio. Nos olvidamos de que lo importante es la barra de pan, y no las monedas.
Objetivo n.º 1: pasarlo bien
En un punto de intercambio nos olvidamos del dinero conocido, y volvemos al patio del colegio. La moneda social (el Eco) se gestiona como si fueran puntos o fichas de una feria (ya que fuera de nuestro entorno es una moneda inservible), y nos ayuda a intercambiar cuando el trueque directo no es posible.
¡Siéntete a la caza de las oportunidades! ¿Con qué volverás a casa hoy? ¿Conseguirás darles a tus bienes y/o productos un nuevo dueño? Es posible que en el camino obtengas incluso una nueva amistad.
Cualquiera puede crear y promover un punto de intercambio
Entre las actividades de la CIE se promueven estos encuentros, tanto en convocatorias exclusivas para el intercambio, como en pequeños huecos antes y después de otras actividades, y en las asambleas. Visita la agenda para participar en la próxima.
Escoge un día, una hora y un lugar, y díselo a todo el mundo. Que todos traigan algo que ofrecer y una mente abierta para evolucionar.
¡Que empiece la fiesta!