La conserva: una vieja y buena costumbre

En la CIE surge el mundo de las conservas como un complemento primordial en una forma de vida saludable y coherente. Para ello, pone a disposición de los usuarios un banco de entrega y recogida de botes vacíos, limpios y secos para su reutilización. Puedes saber más sobre este almacén aquí.

Si no conoces todavía todos los beneficios de almacenar conservas en tu despensa, te invitamos a que los descubras. Las posibilidades son infinitas.01

Alimentación saludable

Comer productos locales y de temporada es una de las opciones más saludables para nuestro cuerpo.

Ten en cuenta todos los conservantes y aditivos que le ponen a la mayoría de conservas industriales. Si las haces tú en casa, sabrás en todo momento lo que le pones y lo que no, y además estarán personalizadas y a tu gusto.

Ahorro

Las mermeladas y pistos son una buena opción para empezar, pero el principal beneficio de la conserva no es solo comer cosas ricas (que también…),  sino aprovechar al máximo todos los alimentos que nos da la tierra en cada momento, y ya de paso, ahorrar.

Si tienes huerta en casa, envasar es la mejor opción para no perder parte de la cosecha por no consumirla a tiempo. Y si eres de los que no se le dan bien las plantas, en el mercado o en tu huerta de confianza encontrarás productos frescos y de temporada al mejor precio para elaborar y disfrutar de tus propias conservas.

Cuidado del planeta

Comprando localmente, la atmósfera del planeta se ahorrará las emisiones de CO2 de los camiones, barcos o aviones utilizados para el transporte comercial. Además, de esta manera gestionamos mejor la energía que extraemos de la naturaleza: no la desperdiciamos en viajes innecesarios.

Si consumimos alimentos de temporada, nuestros campos se ahorrarán la instalación de grandes invernaderos fabricados con petróleo, y también evitaremos a nuestro organismo los productos  fitosanitarios que requieren estos tipos de cultivos para evitar las plagas.

Por otro lado, reutilizando botes usados evitamos residuos innecesarios y el desperdicio de energía que supondría su reprocesado si los desecháramos en cada uso.

¿Por dónde empezar?

Tu madre, tu abuela, amig@s, internet o la biblioteca son algunas fuentes de las que puedes recibir buena información. En la CIE hay muchas personas que te pueden aconsejar. Cada maestrillo tiene su librillo, así que puedes comparar métodos y escoger el tuyo. Y hablando de libros, te recomendamos La conservación de alimentos y productos artesanales de John Seymour.

¡Anímate! ¡Es muy fácil!


En este artículo han colaborado:
(por orden alfabético)
Chusa, Graciela, Mauro y Rober
Fotografía:
Lo Max